2.
COMPORTAMIENTO DEL AÑO Y ESTIMACIÓN DE LA SINIESTRALIDAD PRODUCIDA
ENERO
El comienzo del año no se caracterizó por la ocurrencia de siniestros de gran significación, aunque se produjeron algunas inclemencias que afectaron a cultivos de producción invernal. El viento sopló con fuerza en todo el este peninsular en los días centrales del mes y se produjeron lluvias que llegaron a ser persistentes en diferentes puntos de Andalucía, Castilla y León y Extremadura. Las bajas temperaturas registradas a finales de mes provocaron heladas en gran parte del interior del país y zonas concretas del litoral mediterráneo. Las incidencias meteorológicas afectaron a cultivos de cítricos de Andalucía, Comunidad Valenciana y Región de Murcia y a varias hortalizas cultivadas en invierno en estas y otras comunidades autónomas, como alcachofa, brócoli, espinaca, lechuga y patata.
FEBRERO
La primera semana registró temperaturas bajo cero en gran parte de la península que incidieron sobre cultivos del litoral mediterráneo y diversas zonas del interior. El tiempo fue más estable el resto del mes, salvo los dos últimos días, en los que volvió a producirse un acusado descenso térmico. Las heladas acaecidas afectaron a cítricos, frutales de floración extratemprana y hortalizas de invierno de la Comunidad Valenciana, Región de Murcia y Andalucía. En esta última comunidad autónoma también resultaron dañadas algunas producciones de frutos rojos. En relación con los cultivos herbáceos, se declararon siniestros por fauna, no nascencia y helada en 15.400 hectáreas de varias comunidades autónomas, siendo Castilla y León la de mayor superficie afectada
MARZO
El mes discurrió sin cambios meteorológicos relevantes, excepto los primeros días, en los que se produjeron heladas en puntos del interior peninsular por el paso de la borrasca Juliette, que afectó a frutales (melocotoneros y nectarinos) de floración temprana situados en la Región de Murcia, así como a varias hortalizas (patata, principalmente) de Andalucía y Baleares. La incidencia también alcanzó a algunas explotaciones de cítricos de la Comunidad Valenciana y de las otras regiones mencionadas. La estabilidad atmosférica, con temperaturas por encima de los valores normales durante el día, se mantuvo el resto del mes y perjudicó el proceso de floración y cuajado de los frutales que se cultivan en las zonas meridionales. La ausencia prolongada de lluvias en Andalucía, Cataluña y Extremadura durante el primer trimestre coloca a los cultivos de cereales y leguminosas en una situación crítica. Se producirán pérdidas de producción importantes en estas y otras regiones si la sequía se hace patente en el mes de abril.
ABRIL
Los primeros días del mes registraron heladas que incidieron sobre distintos cultivos arbóreos en período de floración y fructificación. Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León y La Rioja fueron las comunidades autónomas más afectadas. Las heladas ocasionaron daños en cultivos de frutales, uva de vinificación, cereza y almendro. Luego, las temperaturas se prolongaron con valores superiores a los normales, hecho que, unido a la ausencia de precipitaciones desde comienzos de año, provocó un desarrollo muy deficiente de los cultivos herbáceos extensivos de siembra otoñal que verán reducidos sus rendimientos de forma considerable cuando su ciclo anual llegue a término. Las pérdidas de cosecha ya son evidentes en todas las regiones meridionales, Cataluña y zonas tempranas de Aragón. En Castilla y León, comunidad cuya superficie cultivada de cereales y leguminosas se aproxima a los dos millones de hectáreas, la situación tampoco es halagüeña y los síntomas de sequía también son patentes en miles de hectáreas de cultivo.
Por otra parte, la climatología errática del primer cuatrimestre del año derivó en un cuajado deficiente en cultivos frutales de la Región de Murcia y Extremadura principalmente. Las disminuciones de cosecha en albaricoque, ciruela y algunas variedades de melocotón serán cuantiosas.
Por otra parte, la climatología errática del primer cuatrimestre del año derivó en un cuajado deficiente en cultivos frutales de la Región de Murcia y Extremadura principalmente. Las disminuciones de cosecha en albaricoque, ciruela y algunas variedades de melocotón serán cuantiosas.
MAYO
Discurrió con una gran inestabilidad atmosférica en la totalidad del territorio, sobre todo durante la segunda quincena del mes. Las lluvias hicieron su aparición después de meses de sequía, y, aunque fue beneficiosa para los cultivos herbáceos extensivos, muchos otros que se encontraban en fases vegetativas de maduración y próximos a su recolección sufrieron el impacto de esta situación, siendo muy perjudicial para ellos. Las lluvias, en ocasiones torrenciales y acompañadas de pedrisco, causaron daños en hortalizas de Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Andalucía y Región de Murcia, y los frutales como la cereza de Aragón y Extremadura o el albaricoque de las comunidades del litoral mediterráneo presentaron daños por rotura de la piel debido al exceso de lluvia. Además, se produjeron heladas a comienzos de mes que dañaron viñedos de Castilla y León y La Rioja. Los pedriscos acaecidos afectaron a cítricos del levante peninsular y a cereales de la meseta norte.
Si algo bueno tuvo mayo, fue la detención de la sequía que, de continuar, habría agravado aún más la pérdida de cosecha de cereales y leguminosas.
Si algo bueno tuvo mayo, fue la detención de la sequía que, de continuar, habría agravado aún más la pérdida de cosecha de cereales y leguminosas.
JUNIO
Este mes se caracterizó por una gran actividad tormentosa en la que abundaron las lluvias , a veces torrenciales y en numerosas ocasiones acompañadas de pedrisco e inundaciones, que afectaron a numerosos cultivos, tanto herbáceos como leñosos, principalmente en la mitad norte y en el este peninsular. Se acumularon más de 150 l/m2 en diferentes puntos del territorio nacional en un mes en el que no es habitual la reiteración de precipitaciones. La mayoría de los siniestros se produjeron en Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Aragón, La Rioja, Navarra, Comunidad Valenciana y Región de Murcia, aunque otras comunidades autónomas también resultaron afectadas. El pedrisco provocó pérdidas de cosecha en 217.000 hectáreas de cultivos herbáceos , 37.000 de uva de vinificación, 7.000 de hortalizas y cerca de 9.000 repartidas entre frutales, cítricos y caqui. Además, la lluvia incidió en otras 40.000 hectáreas, anegando cultivos y originando daños de diversa índole e intensidad en tomate, pimiento, sandía, melón, cereales, cereza, ajo y tabaco. A pesar de las lluvias, continuaron registrándose siniestros por sequía en cereales de invierno y leguminosas. La superficie declarada en junio superó el millón de hectáreas, que, sumada a la superficie reclamada de los meses anteriores, arrojó la cifra de 1,7 millones de hectáreas siniestradas. La labor pericial se lleva a cabo con la participación de 440 peritos distribuidos por todo el territorio nacional. Los siniestros se atienden de acuerdo con la extensión de los mismos, estado de desarrollo de los cultivos, importancia de los daños y proximidad de la recolección. Respecto de los cultivos herbáceos extensivos, los peritos se están movilizando hacia zonas de recolección más tardía a medida que finalizan las peritaciones en las zonas tempranas de producción, con objeto de prestar un correcto servicio a los asegurados.
JULIO
A pesar de tratarse de un mes seco, siguieron produciéndose fenómenos tormentosos similares a los de los meses precedentes que descargaron pedriscos y aguaceros en varias comunidades autónomas, entre las que destacan Aragón, Cataluña, La Rioja, Navarra, País Vasco, Comunidad Valenciana y las dos Castillas. Se afectaron áreas extensas de cultivos herbáceos extensivos, uva de vinificación, frutales, cítricos y hortalizas propias del verano. Por otra parte, continuaron declarándose siniestros por sequía en cereales y leguminosas, mayoritariamente en Castilla y León, así como en girasol de Andalucía.
La peritación de los cereales de invierno finalizó en las regiones de la mitad sur peninsular y está muy avanzada en el resto, a falta solo de las zonas de cultivo de recolección muy tardía.
AGOSTO
Las altas temperaturas se mantuvieron en todo el país. La estabilidad atmosférica prolongó la sequía de los meses precedentes, que solo fue interrumpida por tormentas propias de la estación en el litoral mediterráneo, meseta sur y nordeste peninsular. El tiempo seco y caluroso incidió en los cultivos herbáceos de secano, como el cereal de invierno que aún estaba pendiente de recolección, así como el girasol de la mayoría de las zonas productoras. La uva de vinificación que se cultiva en la mitad sur de la península y zonas del valle del Ebro también acusó la falta de precipitaciones.
Las tormentas citadas descargaron pedriscos localmente intensos en hortalizas de Castilla-La Mancha, Extremadura y Navarra. El granizo también causó daños en otros cultivos, como el arroz del delta del Ebro, los frutales de Aragón y Cataluña y los cítricos y el caqui de la Comunidad Valenciana.
La siniestralidad registrada en agosto afectó a más de 70.000 hectáreas de cultivos.
SEPTIEMBRE
Se produjeron varios fenómenos adversos de gran impacto que provocaron una elevada siniestralidad. La virulencia de una importante DANA, originada entre el 2 y 3 de septiembre y con gran actividad tormentosa en numerosas comunidades autónomas, causó lluvias torrenciales acompañadas de pedriscos y vientos de gran intensidad. A esta DANA le sucedieron en los siguientes días otros fenómenos meteorológicos similares que afectaron a los principales cultivos que se encontraban en desarrollo y maduración.
La superficie siniestrada de cultivos herbáceos alcanzó este mes las 82.141 hectáreas, correspondiendo al cultivo de girasol la mayor parte de ella (72.523 ha), principalmente en las dos Castillas.
Los pedriscos ya citados y las adversidades climáticas incidieron sobre la uva de vinificación (38.954 hectáreas) de Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y La Rioja. Tampoco los cítricos y el caqui de la Comunidad Valenciana sortearon las inclemencias meteorológicas cuyos pedriscos produjeron pérdidas en 8.825 ha y 1.572 ha, respectivamente. Asimismo, cabe señalar la fuerte repercusión que han tenido estos fenómenos en las hortalizas de producción estival. La superficie siniestrada ascendió a 11.051 hectáreas, repartidas entre Castilla-La Mancha, Extremadura y Navarra. Por último, ha de indicarse que se espera una deficiente cosecha en olivar debido al cúmulo de incidencias meteorológicas que se han producido a lo largo del año sobre el cultivo.
Los pedriscos ya citados y las adversidades climáticas incidieron sobre la uva de vinificación (38.954 hectáreas) de Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y La Rioja. Tampoco los cítricos y el caqui de la Comunidad Valenciana sortearon las inclemencias meteorológicas cuyos pedriscos produjeron pérdidas en 8.825 ha y 1.572 ha, respectivamente. Asimismo, cabe señalar la fuerte repercusión que han tenido estos fenómenos en las hortalizas de producción estival. La superficie siniestrada ascendió a 11.051 hectáreas, repartidas entre Castilla-La Mancha, Extremadura y Navarra. Por último, ha de indicarse que se espera una deficiente cosecha en olivar debido al cúmulo de incidencias meteorológicas que se han producido a lo largo del año sobre el cultivo.
OCTUBRE
Aunque fue lluvioso, el mes transcurrió con pocas incidencias relevantes sobre los cultivos. Entre ellas, cabe destacar la ocurrida el día 22 en Andalucía occidental por el paso de la borrasca Bernard, que provocó fuertes rachas de viento e intensas precipitaciones que afectaron a una parte importante de la producción e instalaciones de fresón y otros frutos rojos que se cultivan en Huelva. Además, la gran siniestralidad registrada en septiembre originó que en octubre se declarasen siniestros de pedrisco, inundación y lluvia persistente en cítricos y caqui de la Comunidad Valenciana que se encontraban en fase de maduración, o finalizando su ciclo, como el tomate de industria de Badajoz. Por otra parte, la evolución adversa del cultivo del olivar debida a la sequía, mala floración y asurado en los meses precedentes dio lugar a un gran número de reclamaciones por disminución de rendimiento. Por último, debe citarse la ola de calor ocurrida en las islas Canarias en la primera quincena del mes que afectó a producciones de plátano, aguacate y varios cultivos hortícolas.
NOVIEMBRE
La siniestralidad fue menor que la registrada en octubre. Sin embargo, en los primeros días del mes se produjo una gran actividad tormentosa en el litoral mediterráneo que originó fuertes rachas de viento que afectaron a más de 9.000 hectáreas de cultivos de cítricos de todas las zonas productoras, siendo la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia las regiones con mayor incidencia. Asimismo, la situación descrita causó daños en 4.500 hectáreas de caqui próximas a recolección en la provincia de Valencia. Por otra parte, se declararon siniestros de cultivos herbáceos extensivos, como girasol de recolección tardía y colza, este último por la falta de implantación del cultivo en la nueva campaña. Finalmente, debe reseñarse la mala cosecha de olivar, debida a su deficiente evolución durante todo el año, lo que ha propiciado un elevado número de siniestros.
DICIEMBRE
No han ocurrido eventos climatológicos adversos de relevancia. No obstante, continuaron declarándose en el litoral mediterráneo siniestros ocurridos los meses anteriores en determinados cultivos, como en cítricos, o como los de virosis en hortalizas bajo cubierta en Almería.
Por otra parte, este mes se comportó como un mes muy seco, con precipitaciones por debajo de la media para el conjunto de España, declarándose siniestros en herbáceos extensivos como cereales (por mala nascencia) o colza (por no implantación del cultivo en la nueva campaña). También se dieron heladas muy puntuales el pasado 26 de diciembre, afectando a algunas hortalizas de la zona sureste.